Para lograr un crecimiento pleno, todos los niños deben aprender a desarrollar su inteligencia emocional. Por esta razón, la enseñanza de técnicas y habilidades para que los pequeños conozcan sus emociones es una parte importante en las dinámicas de nuestro kindergarten alemán.
Así que en este blog le contaremos algunas de las estrategias que seguimos en el Colegio Alemán para ayudar a los niños a explorar sus sentimientos.
La inteligencia emocional es la capacidad que tenemos de comprender nuestras emociones y ser empáticos con las de los demás. Pero lograr desarrollar esta habilidad es un proceso complejo para los niños, quienes se enfrentan a emociones como alegría, sorpresa y curiosidad, pero también responden a otros sentimientos difíciles de asimilar y manejar. Por ello, necesitan dos factores elementales de aprendizaje:
Maduración: Las habilidades emocionales que adquieren los niños dependen de la edad madurativa en la que se encuentran.
Acompañamiento: El reconocimiento de sus emociones es una capacidad que desarrollan gracias al apoyo y la guía de los adultos que están a su alrededor.
Por lo tanto, los padres y las educadoras con quienes conviven en el Colegio son los encargados de brindarles las herramientas para que aprendan a conocer y nombrar sus emociones.
En este sentido, en el Colegio Alemán seguimos diversas estrategias para brindarles un acompañamiento efectivo. Por ejemplo:
Cuando los niños experimentan emociones intensas, propiciamos un momento de relajación para ayudarlos a encontrar la calma. Aquí, les proponemos rayar en hojas o amasar plastilina, y también les enseñamos técnicas de respiración, pidiéndoles que se imaginen que están soplando un diente de león o inflando un globo.
Después de momentos de enojo o frustración, creamos espacios para reflexionar sobre lo que sucedió. En este punto, es importante que los niños se encuentren tranquilos para poder hablar sobre las emociones que sintieron y plantearse cómo podrían responder mejor en una futura ocasión.
Por otro lado, aprovechamos las dinámicas de lecturas para platicar sobre los personajes y las emociones que estos sienten. Así, desde una perspectiva neutral, los pequeños pueden examinar los sentimientos y acciones que suceden en los cuentos, para plantearse si ellos reaccionarían así o de otra manera. Con esto, fomentamos también su pensamiento crítico.
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Finalmente, aprender a conocer y manejar las emociones propias es una herramienta de inteligencia emocional invaluable, que les permite a los niños desarrollar empatía y solidaridad con sus compañeros, volverse más tolerantes ante la frustración y buscar formas constructivas de socializar.
Todos estos aprendizajes tienen un impacto significativo en su desempeño académico, pero también les servirán para el resto de su vida en el ámbito personal.
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