A lo largo de la historia han llegado muchos alemanes a trabajar al Colegio Alemán. Si bien creo que sería muy aventurado ponerse a escribir en un espacio tan reducido sobre todos los alemanes que han llegado a la escuela y correr el riesgo de caer en el gravísimo error de olvidarse de uno u otro notable personaje de la tierra que vio nacer a Gutemberg, Goethe, Schiller, los hermanos von Humboldt, Nietzsche, Brecht, etc., hablemos del tema.
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En primera instancia uno piensa en los maestros y directores, por lógica ellos cumplen una función muy importante en la institución. Pero no solo ellos le han dado relace al colegio, ya que alumnos alemanes, hijos de expatriados o que vienen de intercambio y por ende exalumnos nuestros, pero también padres de familia y consejeros tendrían cabida aquí. Y si ya estamos en esos menesteres por qué no también recordar a los embajadores y demás personal diplomático, o que trabajan en las diferentes fundaciones o instituciones como el Instituto Goethe o la GIZ (Agencia Gubernamental de Cooperación).
O qué decir de los expertos que año con año llegan a capacitar a nuestros maestros, a los que vienen a presidir los exámenes orales del Abitur, a los inspectores del Ministerio de Educación alemán, o los artistas, músicos, escritores y demás intelectuales que han visitados los salones y las aulas de nuestra querida “Schule”.
Hablar de los alemanes en México es en pocas palabras hablar de la esencia de la razón de existir de esta institución. Es parte de la herencia bicultural que día con día impregna a todos sus alumnos y maestros. Es tratar de entender en pocas palabras lo que significa ser un colegio de encuentro o como hubiese dicho uno de mis maestros “no todos tienen la oportunidad y el privilegio de ver el mundo con una doble visión y triple mentalidad” (se refería a la suya propia, a la de los mexicanos y a la que nacía producto de las experiencias biculturales).
Por lo mismo, hablar de los alemanes es referirse también a los mexicanos, significa enfrentar a dos culturas que en muchos aspectos chocan y no se parecen en nada, pero que a final de cuentas se atraen, se quieren, se enamoran y conviven bajo un mismo techo. Hablar de los alemanes en nuestra “Schule” es hablar de quienes en poco tiempo se expresan en español muy decente, conocen muchos rincones de nuestro país que la mayoría de nosotros quizás ha oído, pero no visitado. Hablar de los alemanes es una inmersión a su trabajo de varios años impartiendo sus conocimientos, que luego se traduce en la experiencia catalizadora que por un lado los hace añorar las marcadas estaciones del año que en México no vivimos, pero que del mismo modo al volver a tierras teutonas los marca de por vida. Todos extrañan lo que han dejado atrás, algunos regresan para siempre.
Los alemanes que vienen a México a trabajar al Alexander von Humboldt, seguirán siendo alemanes pero marcados de por vida con el cariño y la hospitalidad de los mexicanos. Nosotros les estaremos eternamente agradecidos por haberse aventurado a dejar su país, para venir a compartir sus experiencias y sus vivencias, su formación y su metodología, sus sueños y sus visiones, sus ideales y sus realidades.
Abrirse a vivir una experiencia bicultural es darnos la oportunidad de conocer el mundo con otros ojos, otra mentalidad.
Existen muchos colegios que en la actualidad ofrecen opciones terminales como el IB (International Baccalaureate), pero muy pocos pueden decir que son de raíz, de convicción y por principio instituciones biculturales. Ya en otras ocasiones hemos comentado sobre esta particularidad de nuestra institución, no solo se aprende el idioma alemán sino hay una completa inmersión de nuestros alumnos en la cultura alemana y viceversa para todos los alemanes que llegan al Colegio, ya sea por cuestiones de trabajo como directivos y docentes, o como alumnos hijos de la comunidad de expatriados, sean de la Embajada, de las organizaciones internacionales o de las miles de empresas alemanas que tienen a México como uno de sus principales socios económicos.
Otra particularidad que va de la mano con la convivencia de ambas culturas dentro y fuera de nuestras instalaciones es la de ser un colegio de encuentro o como bien se dice en alemán una “Begegnungsschule”. Se encuentran dos culturas, pero también se encuentran dos sistemas educativos que a primer vista pudieran parecer que son muy distintos pero que en realidad se complementan maravillosamente. Ese encuentro entre dos sistemas educativos, sin lugar a dudas representa un reto para todos los que de una manera u otra tienen que ver con el día a día de la institución. Los unos aprenden español y a disfrutar de la vida, del clima, de las tradiciones, del caos de una de las ciudades más grandes del mundo, a apreciar una de las mejores cocinas y donde no todo lo que se come necesariamente debe picar. Los otros aprenden alemán, el idioma de los grandes filósofos y pensadores, de la cultura de la precisión y gran tecnología, pero también de la gran oportunidad que representa estar ligados a una nación que es líder en Europa y ejemplo de lo que se espera hoy de las naciones modernas, progresistas y abiertas a recibir y convivir con otras culturas.
Fuera de los clichés que nos llevan inmediatamente al mexicano de sombrero y a la palabra “mañana, mañana” o al alemán que solo sabe de salchichas y cerveza, descubrimos que la oportunidad de estudiar en una escuela como el Colegio Alemán abre muchas posibilidades que parecieran no existir a primera vista.
¿Qué lleva a nuestros padres de familia a escoger nuestra institución para sus hijos? Máxime si la gran mayoría no tienen nexos con Alemania y no hablan el idioma y a que otros siguen pensando que solo es un colegio para alemanes.
El prestigio del Colegio Alemán y sus casi 125 años de historia, la oportunidad de salir con un doble diploma y un certificado de conocimientos del idioma alemán (pero también del inglés) y la posibilidad de poder estudiar y hacer carrera en Alemania resulta muy atractiva para muchos. Vivir las dos culturas le imprime a nuestros alumnos y posteriormente a nuestros egresados, el sello de las competencias cada vez más buscadas por las empresas y organizaciones actuales: la interculturalidad, el pensamiento crítico, la resolución de problemas y sobre todo el trabajo colaborativo en ambientes de culturas organizacionales dinámicas.
Muchas gracias