Si tus hijos a la hora de prestar un juguete a algún compañero de clase u otro niño con el que se encuentren conviviendo se niegan, lloran o hacen berrinche y tu intentas negociar con ellos pero parece no funcionar, te invitamos a que sigas leyendo, ya que esta información será de interés para ti.

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Por definición “negociar” es tratar un asunto para llegar a un acuerdo o solución, cosa que incluso para muchos adultos puede ser difícil, para un niño pequeño entenderlo es mucho más complicado.

Enseñarle a tus hijos a negociar no será posible si intentas hacerle entender este termino al pie de la letra. Los niños de kindergarten no saben ni pueden negociar, por lo que lo primero que debes enseñarles a tus hijos es a compartir. 

El valor de compartir es recomendable inculcarlo desde antes de sus 3 años de vida. Este proceso es complicado ya que hacer que los niños compartan un juguete o su lunch los hace sentir vulnerables y como si les quitaran una parte de sí mismos.

Ahora que ya sabes la palabra mágica “compartir”, toma nota de cómo puedes usarla para poder convertirla en una negociación exitosa con tus hijos:

1: El lenguaje

En este punto no nos referimos en qué tono o forma les dices las cosas, si no literalmente a enseñarles a hablar. Puede parecer sencillo pero tiene mucha lógica e importancia. Si tus hijos no saben hablar aún, entonces la única forma en la que podrán expresarte su inconformidad será a través de berrinches.

2: A toda negociación corresponde un beneficio 

Para que pueda existir una negociación exitosa debe haber un beneficio para ambas partes. Lo primero que deben comprender los niños es que a la hora de compartir, también obtendrán un beneficio, por ejemplo: si uno de tus hijos gana dulces en una piñata y deseas que comparta alguno de ellos, primero debes darle un dulce a él y después decirle que le comparta otro a su amiguito o primito. De esta forma, tus hijos podrán ir entendiendo de manera más sencilla lo que compartir significa. Recuerda que negociar es de ida y vuelta: “yo te presto mi juguete, tu me prestas el tuyo”.

3: Dale prioridad a lo que quieres negociar

Algo que como papás es importante entender es que la autoridad como padre no es negociable. En este sentido te preguntarás ¿en qué situación sí puedo negociar? ¿cuándo puedo ceder? La respuesta es sencilla, en las cosas que no afectan las reglas de tu casa, por ejemplo: a la hora de elegir qué vestirán tus hijos, “¿qué quieres ponerte hoy, un pantalón o un short?”.

Si en cambio tus hijos te están pidiendo algo que sí afecta en las reglas que tu has impuesto para su bienestar, entonces no puede existir una negociación, como un ejemplo podría ser a la hora de la comida; las verduras y la proteína no están abiertas a negociación y deben aprender a comprender que esto es por su salud, pero para llegar a un acuerdo, puedes darle a escoger su complemento. De esta forma tampoco afectas lo que verdaderamente es importante para ellos.

Otras situaciones que no están abiertas a negociación: 

-Si se sientan adelante o atrás del auto.

-Si se bañan o se lavan los dientes.

-Si quieren comer o no.

-Si quieren ir o no al colegio.

Haciéndoles saber a tus hijos de forma directa (con breves frases y sin grandes explicaciones) y en su lenguaje el por qué hay cosas que sí deben hacer por su bienestar y seguridad, lograrás que las negociaciones sean cada vez más y más exitosas.

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