Mucho se habla hoy en día de que la educación debe de cambiar, de que deben cambiar los métodos que se usan en las escuelas. Si eso fuese totalmente cierto, mi pregunta sería, ¿En qué tiene que cambiar el Colegio Alemán si ha sido tan exitoso con su sistema educativo?
Partiendo de una vieja premisa de que, si no está roto, no hay necesidad de repararlo o cambiarlo, tendríamos una respuesta rápida y sencilla. Sin embargo, nos repiten una y otra vez que tenemos escuelas con salones del siglo XIX, con maestros del siglo XX y alumnos del siglo XXI. Aunado a ello vivimos en medio de una nueva revolución que rebasa los efectos que en aquel entonces tuvo la revolución industrial.
La revolución digital parece que se abalanza sobre nosotros a una velocidad en ocasiones vertiginosa o por lo menos así lo sentimos o nos lo imaginamos. ¿Qué tan diferente es de lo que nosotros experimentamos en nuestra época de estudiantes?
Desde ese punto de vista, y esa es mi impresión, pero pudiera estar equivocado, el Colegio Alemán ha tenido éxito ya que su programa educativo nos ofrece lo mejor de dos mundos, al tener de manera implícita el componente educativo alemán, lleva ventaja sobre sistemas educativos mucho más tradicionales. Claro, dudo mucho que los directores del Colegio y los consejeros estén satisfechos con lo que hace.
Espacio para mejorar, para innovar, para hacer las cosas de manera diferente siempre debe de haber, de otra manera no hay evolución. Y creo que para ello solo basta con darse una vuelta por los salones de clase de nuestra querida “Schule”, la gran mayoría de los maestros no dan sus clases de manera tradicional frontal, como muchos de nosotros las tuvimos. Vemos trabajo de equipo, bancas colocadas una frente a la otra, en ocasiones como si cada quien estuviese trabajando en otra cosa. El maestro como facilitador camina entre los diferentes equipos y resuelve dudas o simplemente los alienta a seguir adelante, pero también luego vemos a alumnos que ya lograron su objetivo, enseñarle o auxiliar a sus compañeros. Vemos entre otras cosas, que también pueden aprender de sus pares. Y así nos podemos ir con otros ejemplos que son precisamente lo que vienen a evaluar en la famosa “BLI” o certificación de calidad educativa. Se usan o no, diversos métodos pedagógicos para hacer que las clases sean mucho más entretenidas e interesantes.
¿Y a qué quiero llegar con esto? Simplemente para mencionar que, dentro de estas herramientas pedagógicas, están las clases o proyectos interdisciplinarios. En pocas palabras trabajar en un proyecto y al mismo tiempo estar involucrando una clase de historia con quizás una de arte. O encontrar un mayor sentido a las matemáticas al participar en proyectos donde vemos las aplicaciones prácticas en nuestra vida cotidiana. Como resultado nuestro maestro de matemáticas al que quizás nos cuesta trabajo entender, al realizar un proyecto con el maestro de ciencias naturales, lo hace más interesante y divertido. Esto conlleva a que los maestros deben de trabajar de manera coordinada, quizás mezclando grupos, qué se yo, pero saliendo de un sistema mucho más tradicional a uno más dinámico y a fin de cuentas más apegado a la realidad que luego vivimos en nuestras vidas.
Y lo mejor de todo es que los alumnos juegan un papel preponderante, es más central, en los proyectos interdisciplinarios. De ser actores pasivos pasan a ser los principales protagonistas. ¿Y los maestros? Disfrutan ver crecer y florecer a sus alumnos con clases más divertidas que les permiten adquirir las competencias necesarias para una era digital.
En el Colegio Alemán buscamos que el aprendizaje de tu hijo sea significativo, por lo que las herramientas necesarias para cumplir con dicho objetivo son poco usuales en la educación mexicana. No obstante, gracias a la metodología alemana tu hijo desarrollará capacidades y habilidades necesarias para sobresalir en el ámbito profesional y personal. Si deseas conocer mayor información acerca del Colegio Alemán no esperes más y comunícate con nosotros.
